Cuando tenía cinco años, le contaron que a su abuelo se lo llevó un rayo, que entró por la chimenea donde esculpía con su navaja sobre ramas y troncos.
Ella imaginó al abuelo vagando por el Universo, feliz de librarse de la tía Merche, que lo llamaba viejo y no entendía que fuera ensimismado, silencioso y desenchufado de la realidad que lo rodeaba.
Y ahora el abuelo esculpe nubes para ella, que deja en su ventana para hacerle reír y recordarle que también puede volar y desconectarse de la vida cuando se pone absurda y gris.
Gato amarillo con sombrero, pecas verdes y boca sonriente
Hoy mi mundo es más luminoso y... amarillo, como el gato con pecas verdes que ha dibujado mi nieta, a punto de cumplir tres años, y que ella me describe con ese título tan genial.
Y me río, porque ya nos aconsejó el ensayista estadounidense Elbert Hubbard, palabra de dios para mí por su lucidez irónica, que no nos tomemos la vida demasiado en serio, que no vamos a salir vivos de ella. Y añadió…

“Todo hombre es tonto de remate al menos durante cinco minutos al día. La sabiduría consiste en no rebasar el límite”
Pues en eso ando, en no sucumbir a la estulticia que me rodea y mantener mi límite de cinco minutos de tontuna.
¡Feliz carnaval!para los que os gusta disfrazaros sólo una vez al año, como veis no es mi caso. Nunca celebro el Carnaval.