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Channel: El Almacén de los días Perdidos
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La Bella Durmiente. Cuentos locos para niños grandes

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Nos quedamos en que el Príncipe y la Princesa se casan, viven felices y comen perdices. 
 
Pero los años pasan y los amantes se van mustiando, ensanchando, desplanchando, incomunicando, amuermando… y el deseo se larga por la ventana en busca de otro amor de cuento.
La Bella prueba con frenesí pócimas y ungüentos, técnicas amatorias y hasta se suscribe al Cosmopolitan, pero nada logra“levantar” el deseo de su príncipe, que conjura sus miedos buscando princesas a las que despertar con sus besos de cuento.

Un día la Bella, ahíta de indiferencia y desamor, se derrumba en un sofá-cama de Ikea y  entrega su alma a Morfeo.

El Príncipe no se entera hasta que se le acaban los calzones limpios, las chorreras de sus camisas lucen como acelga en el desierto y sus botas de montar tienen el brillo y la flexibilidad de un calamar disecado.

Desesperado, el Príncipe besuquea a la Bella, pero, oh, destino, sus besos insulsos e interesados no logran despertar a la Princesa. 


Ahora el besucón escribe la segunda parte de la historia donde vuelve a ser romático, esbelto, valiente y enamora a doncellas ingenuas con su falsa apostura de caballero.

Mientras espera que el Hada Fantasía lo libere de su patética existencia, el Príncipe subsiste exponiendo a la Bellaen el espacio mínimo de una vieja caravana rodante, para placer de morbosos y nostalgia de románticos fetichistas.

Mientras los curiosos murmuran alrededor de la Bella, tomo una foto para mi colección de fetiches rosas. Y, con una lágrima suspendida en mi pupila, declamo a modo de responso laico estos versos de mi amado Lorca:

Todos comprenden el dolor que se relaciona con la muerte,

pero el verdadero dolor no está presente en el espíritu.

No está en el aíre ni en nuestra vida…
 
…El verdadero dolor que mantiene despiertas las cosas

es una pequeña quemadura infinita.

Mis queridos chicos grandes, siento emponzoñar con mis noticias vuestro Paraísos infantiles, pero ya va siendo hora de que sepáis que el colorín colorado casi nunca significa que el cuento… ha terminado.
 
Las fotos y fotomontajes son de mi autoría. Asumo cualquier responsabilidad que se derive de este despropósito.

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